Preguntas frecuentes
Las que aparecen a continuación son preguntas que a menudo se hacen sobre los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Si tienes más preguntas, nos encantaría concertar contigo una visita con los misioneros.
Creencias cristianas
¡Sí! Totalmente. Como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, creemos que Jesucristo es el Hijo de Dios y el Salvador del mundo. Dios nos ama mucho más de lo que podemos imaginar. ¿Significa eso que tenemos exactamente las mismas creencias que otras iglesias cristianas? No. Pero sin duda nos consideramos seguidores devotos de Jesucristo.
Aprende más acerca de nuestras creencias.
La Santa Trinidad es el término que utilizan muchas religiones cristianas para describir a Dios el Padre, Jesucristo y Espíritu Santo. Los Santos de los Últimos Días creemos firmemente en los tres, pero no creemos que sean la misma persona. Creemos que son uno en propósito, que es ayudarnos a alcanzar el verdadero gozo en esta vida y en la vida venidera (en la cual también creemos).
Sí. Jesús es el fundamento de nuestra fe. De hecho, el nombre completo de la Iglesia es La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Tanto la Biblia como el Libro de Mormón testifican de Jesucristo y nosotros valoramos ambos.
Este versículo del Libro de Mormón refleja nuestras creencias en Cristo: “Y hablamos de Cristo, nos regocijamos en Cristo, predicamos de Cristo, profetizamos de Cristo y escribimos según nuestras profecías, para que nuestros hijos sepan a qué fuente han de acudir para la remisión de sus pecados” (2 Nefi 25:26).
El término “mormones” es un apodo que proviene de un libro de Escritura propio de nuestra Iglesia llamado el Libro de Mormón. Nosotros no inventamos el apodo, pero muchas personas lo utilizan para describir a la Iglesia y a sus miembros. En el pasado, nosotros mismos adoptamos el término, e incluso lo utilizamos, pero recientemente hemos pedido que se llame a la Iglesia por su nombre completo: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Este énfasis renovado en el nombre de la Iglesia nos ayuda a seguir el mandamiento del Salvador dado al profeta José Smith: “[P]orque así se llamará mi iglesia en los postreros días, a saber, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días” (Doctrina y Convenios 115:4). También ayuda a que todos sepan que Jesús es el centro de nuestra religión y de nuestras creencias.
“Santos de los Últimos Días” es una buena manera de referirte a tus amigos que son miembros de la Iglesia.
Sí. Totalmente. Es la palabra de Dios, un tomo sagrado de Escritura, y es necesario leerla para tener una vida feliz. Junto con la Biblia, también encontramos inspiración en otros libros de Escritura propios de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Todos se unen para enseñarnos verdades importantes acerca de Jesucristo.
Aprende más acerca de nuestra creencia en la Biblia.
Estilo de vida
Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días somos como cualquier otra persona. Vivimos momentos buenos y malos, y tenemos experiencias de todo tipo. Los Santos de los Últimos Días tenemos fama de ser personas felices y pacíficas, pero eso no significa que no tengamos desafíos. Todos en esta vida libramos una dura batalla; pero cuando hacemos todo lo posible por vivir el evangelio de Jesucristo, recibimos fortaleza y paz adicionales para hacerle frente.
En cuanto a nuestra forma de vivir, los Santos de los Últimos Días tratamos de mantener a Jesús en el centro y como lo más importante de nuestra vida. Nuestras creencias sobre el Salvador y Sus enseñanzas influyen en nuestras decisiones diarias, en nuestra forma de hablar, nuestra forma de vestirnos y comportarnos. Por ejemplo, tratamos de evitar trabajar los domingos para poder asistir a la Iglesia, servir a los demás y pasar tiempo en familia. Los miembros fieles de la Iglesia no fumamos, bebemos alcohol ni hacemos apuestas.
Aprende más acerca de nuestra comunidad o encuentra un centro de reuniones cerca de ti.
El primer paso generalmente es reúnete con los misioneros. Ellos te enseñarán las creencias y las prácticas básicas de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Además pueden contestar tus preguntas acerca de la Iglesia y ayudarte a saber lo que se espera de los miembros.
También deberías comenzar a asistir a los servicios de adoración. Sentirás la alegría de pertenecer a una comunidad de personas que se preocupan las unas por las otras y se esfuerzan por seguir el ejemplo de Jesucristo.
Finalmente, una vez que estés listo para unirte a la Iglesia, puedes decidir bautizarte y convertirte oficialmente en miembro. Pueden bautizarte los misioneros o alguna persona que hayas conocido en la Iglesia.
Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días elegimos no beber cerveza porque creemos en un código de salud inspirado llamado la Palabra de Sabiduría que nos insta a cuidar de nuestro cuerpo. La mayoría de lo que nos enseña son cosas de sentido común. No consumimos drogas. No bebemos alcohol. No hacemos uso del tabaco. Las razones por las que evitamos otras sustancias, como el café o el té, tal vez sean menos obvias. Sin embargo, creemos que estas instrucciones provienen de Dios, así que tratamos de abstenernos de esas sustancias.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tiene muchas tradiciones culturales, así como costumbres, que están centradas en la familia. Por ejemplo, intentamos reservar una noche a la semana para llevar a cabo la noche de hogar, o noche familiar. Tenemos otras actividades durante la semana en la Iglesia, como sencillas meriendas donde todos compartimos alimentos, pequeñas fiestas o actividades de jóvenes para los adolescentes. Muchas de nuestras tradiciones son convencionales, como celebrar las fiestas con nuestra familia, y otras son más singulares, como dar una bendición a un bebé recién nacido durante el servicio dominical. Como familias, oramos juntos, leemos las Escrituras juntos y, el primer domingo de cada mes, incluso ayunamos juntos.
Aprende más acerca de nuestra comunidad o encuentra un centro de reuniones cerca de ti.
No. Tenemos familias de todos los tamaños. ¿Se recomienda que las familias tengan un número de hijos determinado? De nuevo, no. Esa es una decisión profundamente personal. Las familias llenas de amor pueden ser grandes, pequeñas o de cualquier tamaño.
Averigüe más acerca de nuestros programas para niños y jóvenes o los recursos familiares.
No. A principios de la historia de los Santos de los Últimos Días, el Señor mandó que un número limitado de miembros de la Iglesia practicaran el matrimonio plural. Sin embargo, a finales del siglo XIX, Dios indicó que la práctica debía terminarse. Desde entonces, la Iglesia ha enseñado que la monogamia es la forma de matrimonio que el Señor manda en la actualidad. Aunque algunos grupos siguen practicando la poligamia, esas personas no son miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días condena el racismo en todas sus formas y valora la diversidad que se encuentra entre los miembros de nuestro grupo mundial de creyentes.
El Evangelio es para todos. El Libro de Mormón enseña que Jesús “invita a todos ellos a que vengan a él y participen de su bondad; y a nadie de los que a él vienen desecha, sean negros o blancos, esclavos o libres, varones o mujeres […]; todos son iguales ante Dios” (2 Nefi 26:33).
La Iglesia siempre ha dado la bienvenida a personas de todas las razas. Sin embargo, hubo un período en el que los miembros varones de ascendencia africana no fueron ordenados al sacerdocio (con algunas excepciones). No sabemos la razón de esa restricción, pero terminó en 1978 después de que los líderes de la Iglesia buscaron guía divina sobre el asunto. Desde entonces, la ordenación al sacerdocio ha estado al alcance de todos los varones dignos de la Iglesia.
Lee más acerca de la raza y el sacerdocio.
Las personas que se identifican como LGTB y sus familias son bienvenidas a ser parte de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Todos somos hijos de Dios, quien comprende nuestro corazón y nos ama de manera perfecta.
Si bien la postura oficial de la Iglesia es que cualquier relación sexual fuera del matrimonio debe evitarse, no existe pecado en sentir atracción hacia personas del mismo sexo. Se insta a los miembros a no actuar en consecuencia con la atracción hacia personas del mismo sexo ni a asumir una identidad de género que no sea aquella con la que nacieron.
Nos esforzamos por lograr una mayor comprensión, amor y compasión por nuestros hermanos y hermanas, sin importar cómo se identifiquen. Todos tienen contribuciones importantes y únicas que hacer al reino de Dios en la tierra, y todos son bienvenidos a unirse y formar parte de nuestras congregaciones.
Lee más acerca de nuestras opiniones sobre la atracción hacia personas del mismo sexo y la identidad de género.
Nuestras creencias sobre el matrimonio se pueden resumir con algunos fragmentos de La Familia: Una Proclamación para el Mundo, una declaración oficial presentada por los líderes de la Iglesia en 1995:
“… [E]l matrimonio entre el hombre y la mujer es ordenado por Dios y […] la familia es fundamental en el plan del Creador para el destino eterno de Sus hijos” (párrafo 1).
“… Dios ha mandado que los sagrados poderes de la procreación han de emplearse solo entre el hombre y la mujer legítimamente casados como esposo y esposa” (párrafo 4).
“El esposo y la esposa tienen la solemne responsabilidad de amarse y de cuidarse el uno al otro, así como a sus hijos” (párrafo 6).
“La familia es ordenada por Dios. El matrimonio entre el hombre y la mujer es esencial para Su plan eterno. Los hijos merecen nacer dentro de los lazos del matrimonio y ser criados por un padre y una madre que honran sus votos matrimoniales con completa fidelidad […]. En estas sagradas responsabilidades, el padre y la madre, como compañeros iguales, están obligados a ayudarse el uno al otro” (párrafo 7).
Estas enseñanzas cobran un significado especial dado que creemos que el matrimonio puede durar para siempre.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días enseña que las relaciones sexuales están reservadas para hombres y mujeres que se encuentren legal y legítimamente casados el uno con el otro. Después del matrimonio, Dios espera que los cónyuges sean completamente leales y fieles a sus compañeros. Nos referimos a esto como la ley de castidad.
Creemos que, por medio de la intimidad matrimonial, las parejas pueden experimentar algunas de las bendiciones más profundas de la vida, entre ellas el don de tener hijos y un vínculo más fuerte entre los cónyuges. Nuestro cuerpo es sagrado (véase 1 Corintios 6:19–20), creado a imagen de Dios (véase Génesis 1:27), y Él desea que lo atesoremos. Cuando eres sexualmente puro, te preparas para establecer un matrimonio fuerte y para traer hijos al mundo como parte de una familia eterna y amorosa.
Reuniones de la Iglesia
Los horarios de las reuniones de la Iglesia varían de una congregación a otra. Sin embargo, siempre puedes contar con que habrá un servicio principal de adoración para todos, seguido de clases para niños, jóvenes y adultos.
La reunión conjunta para toda la congregación se llama “reunión sacramental”. Esta reunión se compone de canciones, oraciones y sermones (o “discursos”) ofrecidos por diferentes miembros de la congregación cada semana. Pero la parte más importante de la reunión es cuando tomamos la Santa Cena (que es similar a la comunión) para recordar al Salvador.
Aprende más acerca de los servicios dominicales o encuentra una iglesia cerca de ti.
¡Sí! Te invitamos a participar con nosotros en las actividades semanales, proyectos de servicio, reuniones sociales y servicios de adoración de la Iglesia. Nos encantaría conocerte y contar con tu participación en nuestra comunidad eclesiástica.
¡Ven y únete a nosotros! Encuentra un centro de reuniones cercano.
Sí. Las mujeres hablan desde el púlpito y sirven como presidentas de organizaciones. También son líderes, consejeras, maestras y misioneras, y tienen muchas otras responsabilidades. Aprende más acerca de nuestros grupos de mujeres.
No. No solicitamos donaciones de ninguna manera durante nuestras reuniones. Las contribuciones de los miembros se hacen en privado. Aprende más sobre el diezmo.
Muchas personas se sienten incómodas con las religiones organizadas y prefieren tratar de ser espirituales y vivir una vida buena. Pero la verdad es que ¡necesitamos ambas cosas! La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días proporciona la estructura y la autoridad del sacerdocio necesarias para cumplir todos los mandamientos de Dios, incluyendo el bautismo y la participación en la Santa Cena (que es similar a la comunión). Asistir a la Iglesia los domingos es un aspecto de la adoración a Dios, y también es importante ser espiritual y servir a los demás a lo largo de la semana.
Aprende más acerca de los beneficios de la religión organizada.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se organizó oficialmente en Fayette, Nueva York, en 1830. El primer Presidente de la Iglesia fue José Smith. Él tuvo una visión de Jesucristo y de Dios el Padre, y fue llamado por Dios como profeta para restaurar la Iglesia de Jesucristo. Él recibió el sacerdocio de Dios, tradujo el Libro de Mormón y envió misioneros a predicar el Evangelio por todo América del Norte y otros países.
La sede de la Iglesia se trasladó a Ohio, Misuri y posteriormente a Illinois para escapar de la persecución y encontrar un lugar donde se congregaran sus miembros. Debido a la desconfianza y a los conflictos políticos locales, el profeta José Smith fue encarcelado ilegalmente en 1844 y asesinado por un populacho.
Brigham Young pasó a ser el siguiente Presidente de la Iglesia. Guio a los santos a través de las llanuras de los Estados Unidos hasta las Montañas Rocosas de lo que ahora es el estado de Utah. Desde entonces, la Iglesia ha crecido enormemente por todo el mundo. En la actualidad hay más de 16 millones de miembros en 170 países de todo el mundo.
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Libro de Mormón
El Libro de Mormón es un libro de Escritura inspirada que existe para darnos dirección en nuestra vida y conectarnos a Jesús. ¿De dónde viene su nombre? Hace siglos, un antiguo profeta llamado Mormón compiló una historia de su pueblo. Ellos afrontaron muchos de los mismos desafíos que nosotros tenemos y, al igual que nosotros, encontraron fortaleza cuando buscaron a Jesucristo. Recibe un ejemplar gratuito del Libro de Mormón.
El Libro de Mormón debe leerse junto con la Biblia como otro testamento de Jesucristo y de Su misión divina como el Salvador y Redentor del mundo. Juntos, la Biblia y el Libro de Mormón proporcionan una mayor comprensión del gran amor de Dios por todos nosotros y pueden ayudarnos a acercarnos más a Él.
Aprende más de cómo la Biblia y el Libro de Mormón se complementan.
Al igual que la Santa Biblia, el Libro de Mormón testifica de Jesucristo. El acontecimiento más importante registrado en el Libro de Mormón es la visita de Jesucristo —que incluye Sus enseñanzas y ministerio— a los creyentes de la antigua América. Este relato muestra que Dios extiende las mismas bendiciones y oportunidades a todos Sus hijos y que Su amor no se limita a las personas de una sola parte del mundo. No importa el idioma que hablemos o qué aspecto tengamos, Dios nos ama y desea que nos acerquemos a Él.
Esta es una sinopsis de la épica historia de mil años que se relata en el Libro de Mormón:
En esencia, el Libro de Mormón es la historia de una familia. El padre de esa familia, Lehi, es un profeta en la antigua Jerusalén. Dios manda a Lehi en un sueño que tome a su familia y salga de Jerusalén porque la ciudad y su pueblo pronto serán llevados cautivos por otra nación. La familia cruza el océano hacia el continente americano. Lamán y Lemuel, los hijos mayores, no creen que su padre Lehi haya sido inspirado por Dios y se quejan continuamente. Su hermano menor, Nefi, está lleno de fe. Nefi es elegido por Dios para dirigir a su familia y ser su maestro.
Finalmente, el pueblo se separa en dos grupos: los nefitas y los lamanitas. Estos grupos a menudo están en guerra, y su fe es probada constantemente. Esa fe llena las páginas del Libro de Mormón en forma de potentes sermones, profecías, lecciones de vida y experiencias espirituales.
Después de resucitar en Jerusalén, Jesús se aparece al pueblo de las Américas. Les enseña acerca del bautismo y el perdón, sana a los enfermos y bendice a los niños; establece Su Iglesia. A diferencia de los de Jerusalén, estas personas escuchan a Jesús. Después de eso viven en paz durante cientos de años. Con el tiempo, pierden su fe y un profeta llamado Moroni entierra sus registros a fin de preservarlos para personas de un tiempo futuro, ¡para nosotros! José Smith fue guiado a esos registros y tradujo el Libro de Mormón por medio del poder de Dios. Sus enseñanzas aumentan la fe en Jesucristo e inspiran a millones de personas en la actualidad.
Al igual que la Biblia, el Libro de Mormón tiene muchos autores. Es una colección de diarios e historias que se transmitieron de un escritor a otro durante un período de aproximadamente mil años. El primer autor es el profeta Nefi, quien salió de Jerusalén con su familia en el año 600 a. C. y navegó hasta el continente americano. Nefi pasó el registro a su hermano menor, quien después se lo dio a su hijo. Cada autor entregó el registro a una persona en quien confiaba. Mormón es el nombre del profeta que compiló todos los escritos en un solo libro que, por esa razón, se llama el Libro de Mormón.
En 1823, José Smith fue guiado hasta los antiguos registros y los tradujo por el poder de Dios.
El Libro de Mormón testifica de la Biblia y la complementa, dando más claridad y comprensión a las enseñanzas de Jesús. Es algo parecido a lo que ocurre en la Biblia con Mateo, Marcos, Lucas y Juan, que relatan las mismas historias acerca de Jesús desde diferentes perspectivas, lo que da una visión más completa.
Juntos, el Libro de Mormón y la Biblia contienen miles de años de valiosa inspiración, guía e instrucción. Mediante el estudio de ambos libros puedes entender mejor quién es Dios y lo que Él desea de ti. Aprende más acerca de cómo la Biblia y el Libro de Mormón se complementano solicita un ejemplar gratuito del Libro de Mormón.
Los templos y los casamientos
Depende. Los templos están abiertos únicamente para los miembros de la Iglesia que se han preparado para aprovechar al máximo su experiencia en él. Pero cuando se construyen los templos por primera vez, o cuando han sufrido renovaciones importantes, se llevan a cabo sesiones de puertas abiertas para que el público pueda hacer un recorrido por dentro. Además, muchos templos tienen centros de visitantes y jardines que están abiertos al público.
Para los Santos de los Últimos Días, un templo es diferente a otros edificios eclesiásticos. Es un lugar donde los miembros de la Iglesia van a hacer promesas con Dios. Esas promesas incluyen guardar los mandamientos, ser fieles en su matrimonio y ayudar a cuidarnos los unos a los otros compartiendo lo que tenemos. Además, como creemos que las familias son eternas, gran parte de la obra que se efectúa dentro de los templos es para hacer que los lazos familiares sean aún más fuertes. Los matrimonios en el templo se efectúan para durar eternamente, no solo “hasta que la muerte los separe”. Los padres y sus hijos llegan a ser familias eternas en los templos. Los antepasados también pueden recibir todas las bendiciones del templo si alguien efectúa las ordenanzas sagradas a su favor y ellos aceptan ese acto de servicio. ¡Los templos son lugares de mucho trabajo!
Las familias son fundamentales en el plan de Dios para nuestra felicidad, y el matrimonio se ha diseñado para durar más que “hasta que la muerte los separe”. En el templo, el esposo y la esposa son unidos para siempre. Esta ceremonia de matrimonio se llama “sellamiento” en el templo, porque la pareja queda unida por esta vida y por la eternidad. La novia y el novio prometen honrarse y amarse completamente el uno al otro, y se comprometen a seguir las enseñanzas y el ejemplo de Jesús. A cambio se les promete que su matrimonio y su familia perdurarán en la vida venidera. Sin embargo, además de esa ceremonia en el templo, a menudo se celebran las bodas a la manera tradicional, con una reunión para comer, bailar y reunirse para celebrar la ocasión.
La ropa religiosa específica y única es algo habitual en muchas religiones y tiene varios propósitos. La ropa interior que usan los miembros adultos de la Iglesia sirve como recordatorio personal y privado de nuestra relación con Dios, de las promesas que le hemos hecho en el templo y de nuestro compromiso de seguir a Jesucristo y guardar Sus mandamientos. La ropa interior que usamos se llama el gárment del templo y consta de dos piezas similares a una camiseta interior y unos pantalones cortos. Los miembros que las llevan las consideran sagradas.
Sí. Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días pueden casarse con quien quieran. Sin embargo, los matrimonios sagrados en el templo pueden llevarse a cabo solo cuando un hombre y una mujer son ambos miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y se han preparado para hacer un compromiso eterno el uno con el otro y con Dios.
Obra misional
Todo miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tiene el deber de compartir el evangelio de Jesucristo; sin embargo, siempre queda a su elección servir una misión de tiempo completo o no hacerlo. Especialmente se anima a los jóvenes a que sirvan misiones, ya que es una gran oportunidad para aprender, servir y progresar. Las personas mayores y los matrimonios también sirven como misioneros.
Aprende más acerca de los misioneros o reúnete con los misioneros de tu localidad.
No. De hecho, muchos misioneros pagan sus propios gastos. A menudo ahorran con años de anticipación. Algunas veces las familias hacen sacrificios económicos para ayudar a enviar misioneros. Las personas mayores y los matrimonios también tienen que tomar decisiones económicas, tales como vender su casa o jubilarse antes de tiempo.
Aprende más acerca de los misioneros o reúnete con los misioneros de tu localidad.
No. En realidad “élder” no es un nombre, sino un título para los misioneros varones. Del mismo modo, a las misioneras se las llama “hermana”, seguido de su apellido. Son títulos de respeto y honor.
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Los líderes inspirados de la Iglesia asignan en todos los casos a cada misionero a un lugar específico donde prestará servicio. Algunos permanecerán en sus países de origen y otros irán al extranjero. A los matrimonios mayores se les permite tener cierta influencia sobre cómo y dónde servirán. Pero tanto los misioneros jóvenes como los mayores están felices de servir sabiendo que, en última instancia, la asignación viene de Dios.
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Dependiendo del día, puedes encontrar a los misioneros visitando a otras personas, prestando servicio voluntario en la comunidad, enseñando acerca de Dios, etcétera. Pero nunca están demasiado ocupados para ayudarte si lo necesitas.
Trabajar de dos en dos ayuda a mantener a los misioneros a salvo. También sigue el modelo que enseñó Jesús: “Y llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos” (Marcos 6:7).
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Hay más de 50 000 misioneros Santos de los Últimos Días de tiempo completo en todo el mundo. Es probable que los haya en tu localidad si alguna vez los necesitas.
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El bautismo
Sí. Jesús dejó claro que nacer de agua y del Espíritu es necesario para entrar en el reino de los cielos (véase Juan 3:1–13). Jesús mismo se bautizó —aun cuando Él era perfecto— para ser un ejemplo para nosotros.
Debido a que el bautismo incluye hacer la promesa de seguir a Jesucristo y guardar Sus mandamientos, creemos que las personas deben ser capaces de discernir el bien y el mal y tener suficiente entendimiento para poder escoger el bautismo por sí mismas. Esa es una de las razones por las que la Iglesia no practica el bautismo de niños pequeños. En vez de ello, los niños pueden bautizarse a partir de los ocho años.
Los bautismos deben efectuarse por la debida autoridad del sacerdocio y de una manera acorde con la forma en que Jesús fue bautizado (por inmersión). El bautismo realizado apropiadamente es un requisito previo para ser miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, por lo que las personas bautizadas previamente deben bautizarse de nuevo si desean unirse a ella.
Dios ha provisto una manera para que todas las personas puedan recibir todas Sus bendiciones, incluso después de la muerte. Los bautismos y otras ordenanzas esenciales se pueden efectuar en favor de aquellos que han muerto sin haber tenido la oportunidad de hacerlo. El apóstol Pablo habló del bautismo por los muertos en la Biblia (véase 1 Corintios 15:29), y los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días continúan con esa misma práctica en los templos en la actualidad.
Así es cómo se lleva a cabo: los Santos de los Últimos Días estudian su historia familiar para encontrar nombres de personas que han muerto sin haber sido bautizadas. Luego los miembros se bautizan en nombre de esos antepasados en el templo. Este acto de servicio por otras personas se presta con amor y, como la vida continúa después de la muerte, aquellos que han muerto están al corriente de las ordenanzas y pueden elegir si las aceptan o no.
Después del bautismo, aquellos que tienen la debida autoridad del sacerdocio colocan las manos sobre la cabeza de la persona que se ha bautizado para confirmarla como miembro de la Iglesia y conferirle el don del Espíritu Santo. Cuando alguien recibe el Espíritu Santo, significa que la persona puede tener el Espíritu Santo consigo como compañero constante para consolarlo, guiarlo y testificar de la verdad.
Jesús enseñó que el bautismo es necesario para entrar en el Reino de Dios (véase Juan 3:1–13); pero, ¿qué ocurre con las personas que mueren sin haberse bautizado o sin siquiera haber oído hablar acerca de Jesús? ¿Cómo pueden ellos ser salvos?
Afortunadamente, Dios es amoroso y ha provisto una manera para que todas las personas puedan recibir todas Sus bendiciones, incluso después de la muerte. En el templo se efectúan bautismos y otras ordenanzas esenciales por aquellos que han muerto sin la oportunidad de efectuarlas. El apóstol Pablo habló del bautismo por los muertos en la Biblia (véase 1 Corintios 15:29), y los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días continúan con esa misma práctica en los templos en la actualidad
Así es cómo se lleva a cabo: los Santos de los Últimos Días estudian su historia familiar para encontrar nombres de personas que han muerto sin haber sido bautizadas. Luego los miembros se bautizan en nombre de esos antepasados en el templo. Este acto de servicio por otras personas se presta con amor y, como la vida continúa después de la muerte, aquellos que han muerto están al corriente de las ordenanzas y pueden elegir si las aceptan o no.
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Encuentra consuelo al hablar con los misioneros. Podemos leer las Escrituras contigo y ayudarte a encontrar paz por medio de la oración.
¡Gracias! Pronto recibirás un mensaje de confirmación.
Recibirás varios mensajes por correo electrónico y otros servicios de mensajería (por ejemplo, mensaje de texto o WhatsApp) para confirmar tu solicitud y ayudarte a prepararte para tu visita.
Los misioneros de tu zona se pondrán en contacto contigo pronto.
Estamos deseosos de hablar de las enseñanzas de Jesucristo contigo. Podemos reunirnos en persona o en línea.