"Cuando conocí la iglesia yo era una jovencita y el asistir a la organización de mujeres jóvenes me preparó muchísimo y me dio las herramientas para afrontar la vida adulta, que por lo general es atareada y llena de muchas decisiones. Todo lo que allí aprendí me ha permitido tomar decisiones correctas y basadas en las enseñanzas de Jesucristo. Hoy mis hijos participan de la primaria y puedo ver cómo los programas de la Iglesia son un apoyo enorme en la enseñanza del Evangelio. Amo y siento ternura de verlos cantar cada domingo, aprender más de Jesucristo, participar en las clases y ayudarles a hacer metas para que se preparen para el futuro y tengan mucho que aportar como buenos discípulos de Cristo."

“Aunque los jóvenes se enfrentan a los mismos desafíos en todo el mundo, la Iglesia es como un refugio de seguridad, donde pueden aprender a distinguir la verdad del error, a vivir vidas más parecidas a la de Cristo y de saber que la verdadera felicidad solo se obtiene sirviendo a los demás.”

“Soy mamá de dos pequeños menores de tres años. Participar en la primaria ha hecho que podamos entender cómo enseñar a nuestros hijos con amor y es una bendición ver qué empiezan a aplicar las verdades eternas en su vida; tal como recurrir a la oración cuando alguien está enfermo, aprender que la fe es confiar en Jesucristo o que podemos orar en cualquier momento y en cualquier lugar.”