Cuando los templos se construyen por primera vez o han pasado por amplias renovaciones, se realiza una jornada de puertas abiertas para que el público recorra el templo y aprenda sobre lo que sucede en su interior. Después de que el templo es dedicado a Dios, está abierto solo para los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días que se han preparado para participar en la obra del templo. Sin embargo, muchos templos tienen áreas con jardines y centros de visitantes que están abiertos para todos.

Creemos que las familias son fundamentales para el plan de Dios, tanto en esta vida como en la siguiente. Todas las edades son bienvenidas en la Iglesia, y los programas de la Iglesia para niños y jóvenes apoyan a los padres en enseñar a sus hijos a ser más como Jesús. Más allá de los servicios de adoración dominical, la Iglesia ofrece recursos que van desde cursos de autosuficiencia financiera hasta un plan para el estudio de las Escrituras en familia. También se alienta a los miembros de la Iglesia a reservar una noche a la semana para enfocarse en el tiempo en familia. Dentro de nuestras congregaciones, a los miembros de la Iglesia se les asignan algunas personas o familias a las que deben cuidar, para asegurarse de que nadie quede desatendido. A través de este programa de “ministración”, una familia en la Iglesia podría recibir apoyo, como ayuda para mudarse a un nuevo apartamento o después del nacimiento de un nuevo bebé.

Las promesas del Evangelio de Jesucristo son para todos. Algunas oportunidades, como el matrimonio, pueden no suceder para cada persona en esta vida. Pero creemos que en una perspectiva eterna, ninguna parte del Evangelio se negará a los seguidores justos de Dios por situaciones que están fuera de su control. Eso es lo maravilloso de los templos: las bendiciones como el matrimonio eterno y el bautismo pueden extenderse a personas que no tuvieron la oportunidad de experimentarlas en esta vida. En nuestras congregaciones, hay adultos solteros adorando junto a familias de diferentes formas y tamaños. Ocupan cargos de liderazgo, enseñan y ministran a otros. Ya seas soltero(a) o casado(a), joven o mayor, necesitamos tus talentos únicos en la Iglesia. Y no tienes que llegar solo(a), los misioneros pueden reservarte un asiento y presentarte a otros miembros de la congregación.

Los misioneros son voluntarios que han dejado a un lado su vida normal hasta por dos años para ayudar a otras personas a acercarse más a Jesucristo. Antes de salir a la misión eran estudiantes, empleados, atletas, ratones de biblioteca, músicos y, bueno, ya te haces una idea. Cuando terminen de prestar servicio, regresarán a casa para terminar sus estudios, trabajar, salir en citas y casarse y vivir una vida bastante normal. 

Vienen de todas partes del mundo. No es inusual que los misioneros sirvan en otro país y hablen un idioma que no es el suyo. Los misioneros sirven cuando son adultos solteros o durante los años de su jubilación, solos o como matrimonio. Sea cual sea su edad, su motivación es sincera; dejan sus hogares y familias durante un tiempo para hacer lo que Jesús enseñó a Sus Apóstoles: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15).