La vida después de la muerte no es un misterio. Es una promesa que podemos esperar con fe, una certeza de que la existencia no termina en la tumba. A través de Jesucristo, cada uno de nosotros vivirá de nuevo. Por medio de Él, cada uno de nosotros puede vivir con Dios y nuestras familias para siempre. No importa qué pruebas o pesares enfrentemos en la vida, la promesa de la vida después de la muerte puede traernos esperanza y comprensión. También enfatiza que quiénes somos y lo qué hacemos en esta vida importa no solo hoy, sino en la eternidad. Puedes descubrir esta esperanza y conocimiento por ti mismo al aprender con los misioneros.
Reúnete con los misioneros para aprender acerca de la vida después de la muerte
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Algunas personas comparten cómo su conocimiento de la vida después de la muerte les ha traído esperanza
“Mi papá falleció y fue un cambio muy repentino de mi familia. Fue un golpe duro. Y en ese momento comprendí el significado de que las familias pueden ser eternas. Porque, aunque él ya no estaba, yo lo sentía cerca. Ahora sé que las cosas no terminan ahí.”
Samantha
“…es algo muy interesante saber que puedo tener una familia eterna. Que voy a seguir en contacto con las personas que amo y que me aman, y que no es el fin. La muerte no es el fin; es solo una parte. Es algo que me atrae mucho, que me llama, y que es la verdad.”
Juan
“En momentos es inevitable que a uno se le venga a la cabeza qué terrible sería perder alguno de los miembros de mi familia, pero también me reconforta el hecho de saber que vamos a estar juntos después de la muerte. No me da miedo pensar en morirme en el sentido en que el Señor lo ha dado todo por nosotros tomando a su hijo Jesucristo por nosotros y yo sé que hay otra vida después de la muerte. De eso, no me queda la menor duda.”
Irene
“Jesucristo vino y se sacrificó por cada uno de nosotros. Él resucitó para que así un día todos nosotros podamos resucitar y reunirnos de nuevo con nuestras familias.”
Chuy
Qué esperar de tu visita con los misioneros
Estamos deseando conocerte para ayudarte a conocer mejor a Dios. Tu visita con los misioneros podría ser así:
- Nos conoceremos mejor.
- Oraremos juntos.
- Aprenderemos acerca del Evangelio de Jesucristo y el Plan de Dios para ti.
- Te invitaremos a venir a la Iglesia a adorar con nosotros.
Gracias a Jesucristo, la muerte no es el final, lo que significa que las relaciones familiares pueden perdurar más allá de esta vida. Podemos encontrar esperanza y consuelo en el conocimiento de que el amor que compartimos ahora no termina en la tumba.
Aprende más sobre la vida después de la muerte
¿Seguiré existiendo después de la muerte?
Si hay una pregunta que se ha formulado más veces que cualquier otra en la historia humana, podría ser esta: ¿Qué sucede después de morir? La respuesta es simple, clara e inequívoca: hay vida después de la muerte.
Porque Dios nos ama, envió a Su Hijo, Jesucristo, para hacer posible tal milagro. Jesús murió, como todos nosotros algún día lo haremos, pero al tercer día resucitó del sepulcro. A través de Su sacrificio y victoria sobre la muerte, no solo hizo posible que nos arrepintiéramos y nos apartáramos del pecado, sino que también aseguró que cada uno de nosotros vivirá de nuevo y tendremos la oportunidad de ver a nuestros seres queridos nuevamente. El conocimiento de que nuestras relaciones más importantes en la vida pueden durar para siempre trae esperanza y consuelo. Como enseñó el Apóstol Pablo: “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?” (1 Corintios 15:55).
¿Qué sucede después de morir?
Cuando morimos, nuestros espíritus abandonan nuestros cuerpos. El Libro de Mormón: Otro Testamento de Jesucristo explica lo que sucede a continuación: “Los espíritus de todos los hombres[y mujeres], en cuanto se separan de este cuerpo mortal, sí, los espíritus de todos los hombres[y mujeres], sean buenos o malos, son llevados de regreso a ese Dios que les dio la vida” (Alma 40:11). Las personas que obedecieron los mandamientos de Dios serán “recibidas en un estado de felicidad que se llama paraíso: un estado de descanso, un estado de paz, donde descansarán de todas sus aflicciones, y de todo cuidado y pena” (Alma 40:12).
Aunque es una etapa de gran gozo, este estado de felicidad no será el final de nuestro viaje después de la muerte. Porque Jesucristo ha “roto las ataduras de la muerte” (Mosíah 15:23), nuestros espíritus eventualmente se reunirán con nuestros cuerpos, que ya no estarán sujetos a enfermedades, defectos o fragilidad. Este glorioso evento se llama “resurrección”, pero incluso esto no será el final. Como recompensa por nuestros esfuerzos en la tierra, prácticamente todos seremos asignados a uno de los tres reinos de gloria, donde viviremos por toda la eternidad. Si vivimos como Dios nos mandó, haciendo nuestro mejor esfuerzo por seguir las enseñanzas de Jesús, alcanzaremos el reino más alto, lo que Pablo llamó el “tercer cielo” (2 Corintios 12:2), y viviremos con nuestros familiares justos en la presencia de Dios para siempre.
¿Por qué importa este conocimiento hoy?
Saber que hay vida después de la muerte y que puedes ver a tus familiares que han fallecido puede traer una gran esperanza a nuestras vidas. Podemos encontrar paz en nuestro dolor. Este conocimiento también nos ayuda a entender que quienes somos y lo que hacemos en la vida pueden tener un impacto eterno. Los misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días pueden ayudarte a aprender acerca de las enseñanzas de Jesucristo para que sepas lo que Dios quiere que hagas para vivir con Él para siempre algún día.
4 formas de encontrar paz y esperanza ante la muerte:
- Concéntrate en las cosas que más importan en esta vida y en la venidera, como pasar tiempo con la familia, mejorar tu relación con Dios, servir a los demás y aumentar tu conocimiento y sabiduría.
- Encuentra un lugar tranquilo para leer algunos versículos sobre la vida después de la muerte y la Resurrección. Presta atención a los pensamientos y sentimientos que te lleguen mientras lees.
- Ora para recibir el consuelo y la seguridad de que podrás ver a tus seres queridos nuevamente.