4 maneras de hallar paz en las dificultades

La vida puede parecer abrumadora en los momentos difíciles, pero Dios sabe por lo que estás pasando. Él puede ayudarte a hallar la paz verdadera.

Un hombre y Jesús se funden en un abrazo mientras caen al suelo

La vida está llena de desafíos y a veces puede resultar difícil encontrar la paz verdadera. Los acontecimientos de la vida y los asuntos actuales pueden ser una fuente de temor, pesar y ansiedad. Acudir a Dios no te librará necesariamente del dolor, pero sí puede ayudarte a encontrar un poco de consuelo.

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Acude a Jesús

En momentos de adversidad, puede resultar difícil imaginar que alguien comprende nuestros problemas. Podemos sentirnos desesperados, aislados y abrumados por la desesperanza. Pero hay una persona que entiende todo lo que sientes. Jesús ha experimentado todo tu dolor y temor. Él conoce tus preocupaciones y ansiedades, y puede ayudarte a superarlas. Él vivió, sufrió y murió por cada uno de nosotros para que nunca tuviéramos que estar solos.

Puedes hallar mayor paz al tenderle la mano a Jesús y confiarle algunas de tus preocupaciones. Él puede ayudarte a sobrellevarlas cuando no te sientas con fuerzas suficientes. Jesús desea que seas feliz; Él siempre está ahí para dar apoyo en los momentos difíciles.

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Escucha al Espíritu Santo

Jesús también puede enviar el Santo Espíritu, o Espíritu Santo, para consolarte. A veces, el Espíritu Santo puede ser como un sentimiento cálido o una voz tranquilizadora en la mente. ¿Alguna vez tuviste un pensamiento o sentimiento que te hizo sentir paz o te ayudó a tomar una decisión difícil? Así es como nos habla el Espíritu Santo.

En otras ocasiones, el Espíritu Santo podría inspirar a otras personas a ayudarte. A veces, Dios nos utiliza para ayudar a compartir el amor que Él siente por Sus hijos. Si te sientes inspirado a servir a alguien, ese sentimiento podría ser el Espíritu Santo que te alienta a tender una mano.

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Estudia las Escrituras

También puedes hallar paz al estudiar la palabra de Dios en las Escrituras. El estudio de las Escrituras puede ser una buena ocasión para reflexionar sobre tu relación con Dios y recordar las promesas que Él te ha hecho.

Haz clic para leer algunos versículos inspiradores de la Biblia y del Libro de Mormón.

Versículos inspiradores para sentir el amor de Dios

Isaías 41:10

“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te fortalezco; siempre te ayudaré; siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.

1 Nefi 17:13

“[Y] también seré vuestra luz en el desierto; y prepararé el camino delante de vosotros, si es que guardáis mis mandamientos”.

1 Pedro 5:7

“[E]chando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”.

Alma 37:36

“Sí, e implora a Dios todo tu sostén; sí, sean todos tus hechos en el Señor, y dondequiera que fueres, sea en el Señor; deja que todos tus pensamientos se dirijan al Señor; sí, deja que los afectos de tu corazón se funden en el Señor para siempre”.

Juan 14:27

“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo”.

Mosíah 24:14

“Y también aliviaré las cargas que pongan sobre vuestros hombros, de manera que no podréis sentirlas sobre vuestras espaldas […]; y esto haré yo para que me seáis testigos en lo futuro, y para que sepáis de seguro que yo, el Señor Dios, visito a mi pueblo en sus aflicciones”.

Filipenses 4:13

“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.

Mateo 11:28–30

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga”.

Mormón 5:23

“¿No sabéis que estáis en las manos de Dios?”.

Juan 16:33

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción. Pero confiad; yo he vencido al mundo”.

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Tiéndeles una mano a los demás

Los amigos y seres queridos pueden ser una maravillosa fuente de apoyo y compasión. Cuando te sientas atemorizado o abrumado, hablar con otras personas puede servir para aliviar parte de la presión.