¿Cómo puedo sobrellevar las dificultades?
Todos sufrimos dolor, problemas y angustia en algún momento de nuestra vida. Pero no importa por lo que estemos pasando, siempre podemos encontrar esperanza y consuelo en Dios y en Sus promesas.
¿Por qué le suceden cosas malas a la gente buena?
¿Cómo puede un Dios amoroso permitir que Sus hijos sufran? Esta es una pregunta que mucha gente se hace. Podemos encontrar algunas respuestas al considerar el propósito de la vida aquí en la tierra, la función de Jesucristo y nuestro destino eterno.
Para hacernos mejores personas
Los momentos de dificultad nos ofrecen oportunidades de crecimiento y aprendizaje. En el libro de Isaías leemos, “He aquí te he purificado… te he escogido en el horno de la aflicción” (Isaías 48:10). Dios quiere que lleguemos a convertirnos en nuestra mejor versión. A veces esto puede resultar doloroso, pero algunas lecciones solo se pueden aprender mediante la experiencia.
Para enseñarnos empatía
Cuando sufrimos dificultades, aprendemos a tener empatía por otros. Al tener empatía, somos más como Jesucristo, quien es nuestro ejemplo perfecto. Gracias a que Jesús sufrió y murió por todos nuestros pecados, Él puede entender perfectamente por lo que estamos pasando y cómo ayudarnos.
Debido a las malas decisiones de otros
Dios da a cada uno de Sus hijos la habilidad de elegir entre lo correcto y lo incorrecto. Desafortunadamente, algunas personas deciden hacer cosas malas, las cuales causan sufrimiento a otra gente. Sin embargo, Dios ha prometido que el sufrimiento no durará para siempre. En el Nuevo Testamento, leemos que después de esta vida, “enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de ser” (Apocalipsis 21:4). Todo lo injusto en esta vida se corregirá por medio de Jesús.
¿Cómo soportó Jesús Su sufrimiento?
Jesús nunca pecó, y sin embargo sufrió más de lo que podemos imaginar. Tomó sobre sí todos nuestros pecados, dolores, tentaciones y “era su sudor como grandes gotas de sangre que caían a tierra” (Lucas 22:44).
En esta prueba inimaginable, el Salvador exclamó, rogándole a Dios, “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú” (Mateo 26:39).
Él fue fiel hasta el final, nunca perdió la esperanza, ni se rindió. Confió en Dios y creyó en Su plan. Oraba regularmente a Dios y le pedía fuerza para continuar. Sabía que Su sufrimiento tenía un propósito, y que no duraría para siempre. Enfrentó cada desafío con fe, resiliencia y paciencia. Él puso el ejemplo máximo para cada uno de nosotros.
¿Cómo puedo sobrellevar mis pruebas y dificultades?
Al enfrentar pruebas que son únicas para cada uno de nosotros, podemos esforzarnos por seguir el ejemplo perfecto del Salvador y confiar en Dios y Sus promesas. Siempre debemos mantener una perspectiva eterna, confiando pacientemente en que nuestros dolores y pesares no durarán para siempre y que la recompensa para los justos y obedientes es grande. Debemos continuar tomando buenas decisiones, aun cuando la vida sea difícil. Al orar, servir a otros y estudiar la palabra de Dios, nos sentiremos más cerca de Él.
Podemos encontrar gran sanación, consuelo y paz en Jesús, nuestro Salvador. En la Santa Biblia, leemos que la función del Salvador es “vendar a los quebrantados de corazón, proclamar libertad a los cautivos y a los prisioneros apertura de la cárcel” (Isaías 61:1). Jesús conoce nuestro dolor porque Él ya lo sintió. Él puede sanarnos. Aprende más acerca de Su sacrificio, al leer las escrituras y al orar para sentir Su paz y poder sanador en tu vida.