
¿Quién soy yo?
¿Quién soy yo? ¿Por qué estoy aquí? ¿Es importante mi vida? Las Santas Escrituras enseñan que somos hijos de Dios con una identidad y un propósito únicos.
Eres un hijo o una hija de Dios
Eres “linaje de Dios” (Hechos 17:29). Él es el Padre de tu espíritu. Él desea tener una relación especial contigo. Como hijo o hija de Dios, tu potencial es infinito.
Dios te conoce
Dios te conoce personalmente. Jesús enseñó que Dios el Padre vela por todas Sus creaciones; un pajarillo no puede caer a tierra sin que el Padre lo sepa (véase Mateo 10:29). Cuando se trata de ti, “aun [tus] cabellos están todos contados. Así que no tem[as]; más val[es] [tú] que muchos pajarillos” (Mateo 10:30–31).
Dios te ama
Dios desea ayudar a Sus hijos a ser felices. Él te ha bendecido con muchas cosas. Te ama, cuida de ti y desea comunicarse contigo por medio de la oración. Jesús ha prometido: “… vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le piden” (Mateo 7:11).
Eres parte de una familia
Tu familia determina en gran parte la persona que eres: desde tus rasgos físicos hasta tus valores personales. Tu familia y el modo en que te han criado te hacen único. Las relaciones familiares pueden ayudarnos a ser mejores, más bondadosos y amorosos.
Tu familia moldea la persona que eres
De tu familia, has heredado ciertos atributos físicos. Tu espíritu —tu personalidad y la parte de ti que toma decisiones—, también está fuertemente influenciado por tu familia y por el entorno. Por esa razón, la familia es una parte tan importante del plan Dios. Dios desea que los miembros de la familia se apoyen, que sean una fuente de fortaleza los unos para los otros en tiempos turbulentos y que se ayuden mutuamente a ser mejores.
Perteneces a algo más grande que tú
Te hayas dado cuenta o no, las generaciones anteriores han moldeado gran parte de tu identidad. Tus antepasados son una parte importante de la persona que eres. Al estudiar tu historia familiar puedes saber más acerca de ti mismo y de las vivencias de tu familia. Formas parte de un entramado más amplio y has de hacerlo crecer.
Puedes pertenecer a la familia de la Iglesia
La vida es mejor cuando nos apoyamos los unos a los otros. Una de las mejores maneras de servir a Dios es cuidando de las personas que nos rodean. Nuestras congregaciones, denominadas barrios o ramas, se componen de miembros de la Iglesia que viven geográficamente cerca. Los visitantes son siempre bienvenidos en nuestra comunidad de la Iglesia. Tu barrio puede llegar a ser muy similar a una familia extensa.