La importancia de Adán y Eva
Debido a que Adán y Eva cayeron, todos podemos venir a la tierra para recibir un cuerpo, aprender y llegar a ser más como Dios y Jesucristo a fin de poder regresar a vivir con Ellos algún día.
¿Quiénes eran Adán y Eva?
Adán y Eva fueron las primeras dos personas en venir a la tierra y recibir un cuerpo. Vivieron como esposo y esposa en el Jardín de Edén, un paraíso donde no experimentaron oposición y, por lo tanto, no tenían entendimiento del gozo, el pesar, el placer ni el dolor.
Estando allí, vivían en la presencia de Dios. Él les explicó que si comían del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal se volverían seres mortales y serían expulsados del Jardín de Edén y de Su presencia. Sin embargo, se les dio el poder de escoger por sí mismos.
¿Cómo cayeron Adán y Eva?
Adán y Eva escogieron comer el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal aun cuando Dios les había mandado que no lo hicieran. Eso obligó a Adán y Eva a abandonar la presencia de Dios y produjo una condición conocida como la Caída. Muchas religiones cristianas enseñan que Adán y Eva pecaron y que todos somos castigados por su mala decisión.
Sin embargo, nosotros creemos lo contrario. Nuestro segundo Artículo de Fe declara: “Creemos que los hombres serán castigados por sus propios pecados, y no por la transgresión de Adán”. Si bien Adán y Eva desobedecieron el mandamiento de Dios y tuvieron que sufrir las consecuencias, su decisión fue una parte importante del plan de Dios.
¿Qué significa para nosotros la caída de Adán y Eva?
Adán y Eva salieron del paraíso buscando progresar. Puesto que comieron el fruto, tenemos la oportunidad de nacer en la tierra, aprender y progresar. Todos podemos aprender la diferencia entre el bien y el mal, experimentar gozo, crecer y llegar a ser mejores. También experimentaremos tristeza y, con el tiempo, la muerte. Pero debido a que Jesucristo dio Su vida por nosotros, podemos superar los efectos de la Caída. Todos resucitaremos y, si vivimos rectamente y seguimos a Jesús, podremos ser redimidos y volver a vivir con Dios otra vez.