Encuentra sanación por medio de la palabra de Dios

Las Escrituras pueden darte consuelo, fortaleza, esperanza y guía.

Un joven lee las Escrituras en una playa

Dios nos dio las Escrituras como guía para una vida mejor. Pueden guiarte, inspirarte y consolarte sean cuales sean tus circunstancias.

La Biblia fue escrita por antiguos profetas e inspirados registradores para el beneficio de los hijos de Dios. Nos enseña lo que Dios quiere que hagamos y nos ofrece ejemplos inspiradores de fe y, lo que es más importante, puedes conocer la vida y la misión de Jesucristo y leer Sus enseñanzas, que te conducirán a la vida eterna.

Al igual que la Biblia, el Libro de Mormón: Otro Testamento de Jesucristo es otro libro de Escrituras antiguas que enseña y testifica de Jesús. Cuenta la historia de los hijos de Dios en las Américas durante los tiempos bíblicos, y el evento culminante del Libro de Mormón es la visita del Salvador a Su pueblo en las Américas después de Su Resurrección.

Lorenzo testifica que el Libro de Mormón habla de Dios

Sentí que era un libro que hablaba de Dios

Lorenzo aceptó recibir una Biblia al sentirse perdido y frustrado. Nunca podría haberse imaginado que sería el inicio de algo maravilloso en su vida.

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Ambos libros de Escrituras pueden ayudarte a comprender mejor el plan de Dios para ti y el camino que Él ha dispuesto para que vuelvas a vivir con Él algún día. Las Escrituras pueden ser una fuente de fortaleza contra la tentación. Cuando estás lidiando con una cuestión difícil, el estudio diario de las Escrituras te pone en el lugar correcto para recibir la guía de Dios. Cuando atraviesas pruebas, el Espíritu Santo que sientes al leer las Escrituras es una forma en que Jesús cumple Su promesa: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo” (Juan 14:27).

Mientras estudias la palabra de Dios, los siguientes consejos pueden ayudarte a sacar el máximo provecho de la lectura de las Escrituras:

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Lee cada día
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Recordar estudiar las Escrituras llegará a ser más fácil cuanto más tiempo dediques a ello. Sin embargo, para comenzar, es posible que tengas que poner una alarma en tu teléfono, suscribirte para recibir diariamente mensajes de correo electrónico con versículos de la Biblia, colocar un recordatorio en una nota adhesiva o combinar la lectura de las Escrituras con un hábito ya establecido, como cepillarte los dientes.
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Empieza con una oración
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Orar antes de leer las Escrituras invita a la influencia del Espíritu Santo. Por medio del Espíritu Santo, Dios puede guiarte a versículos relevantes y enviar pensamientos y sentimientos acerca de lo que estás leyendo para ayudarte a responder tus preguntas.
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Avanza a tu propio ritmo
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No te desanimes comparando tus esfuerzos con lo que hacen otras personas. Está bien comenzar con poco, con solo unos pocos versículos al día. También puedes experimentar leyendo un ejemplar físico o escuchando una versión en audiolibro, estudiando por temas o leyendo de principio a fin. ¡Descubre lo que funciona para ti!
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Actúa de acuerdo con lo que aprendiste
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Intenta escribir notas sobre lo que aprendiste, comentar con otra persona lo que leíste o establecer una meta relacionada con lo que te sentiste inspirado a mejorar en tu vida.
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Un sinuoso camino azul
“Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y por la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza”.

—Romanos 15:4 (Nuevo Testamento)

“Y les dije que era la palabra de Dios; y que quienes escucharan la palabra de Dios y se aferraran a ella, no perecerían jamás; ni los vencerían las tentaciones ni los ardientes dardos del adversario para cegarlos y llevarlos hasta la destrucción”.

—1 Nefi 15:24 (Libro de Mormón)

“Lámpara es a mis pies tu palabra, y luz a mi camino”.

—Salmo 119:105 (Antiguo Testamento)

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