A veces, Dios parece no responder a las oraciones de inmediato, o en lo absoluto. ¿Significa esto que no le interesa o que no está escuchando? No, de ninguna manera. Algunas veces, Dios espera para contestar nuestras oraciones porque confía en que tomaremos la decisión correcta. En otras ocasiones, Dios requiere que esperemos pacientemente la respuesta para que podamos desarrollar fe y confianza en Él. Y en otras situaciones, Dios nos da respuestas, pero quizá no sean lo que esperábamos. Cualquiera que sea la respuesta, puedes tener consuelo en el hecho de que Dios siempre escucha cuando oras y te dará la orientación adecuada en el momento correcto.

Cuando buscas a Dios, no hay una oración específica que debas rezar para recibir ayuda. La Biblia dice: “Y todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis” (Mateo 21:22). La oración puede ser una conversación abierta sobre cualquier cosa de la que desees hablar. Dios es tu amoroso Padre Celestial y desea que le hables con sinceridad de corazón. Cuéntale tus desafíos y problemas, y Él te dará la fortaleza que buscas.

Cuando los padres permiten que su hijo salga de casa, saben que enfrentará cosas difíciles: un bravucón, una rodilla raspada o quizás una calificación baja. Pero nos sería difícil aprender y crecer si nuestros padres nunca nos permitieran abandonar la seguridad de nuestros hogares.

Dios te envió a la tierra para que puedas crecer y llegar a ser más como Él. Al permitirte experimentar las dificultades que te ayudan a aprender, es posible que sientas que eso prueba que no le importas. De hecho, muestra lo contrario: Dios te ama lo suficiente como para permitirte desarrollar tu potencial divino como Su hijo.

Las cosas malas que te suceden aquí en la tierra pueden sentirse abrumadoras ahora, pero son un breve momento en el curso de tu vida eterna. Todo lo que parece injusto en esta vida se corregirá en la próxima, y comprenderás la verdadera alegría del plan de Dios para tu felicidad.

Los misioneros son voluntarios que han dejado a un lado su vida normal hasta por dos años para ayudar a otras personas a acercarse más a Jesucristo. Antes de salir a la misión eran estudiantes, empleados, atletas, ratones de biblioteca, músicos y, bueno, ya te haces una idea. Cuando terminen de prestar servicio, regresarán a casa para terminar sus estudios, trabajar, salir en citas y casarse y vivir una vida bastante normal.

Vienen de todas partes del mundo. No es inusual que los misioneros sirvan en otro país y hablen un idioma que no es el suyo. Los misioneros sirven cuando son adultos solteros o durante los años de su jubilación, solos o como matrimonio. Sea cual sea su edad, su motivación es sincera; dejan sus hogares y familias durante un tiempo para hacer lo que Jesús enseñó a Sus Apóstoles: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15).