Cuando los padres dejan que su hijo salga de casa, saben que el niño se encontrará con cosas difíciles: una pelea, una rodilla raspada o quizás una mala calificación en la escuela. Pero nos sería difícil aprender y crecer si nuestros padres nunca nos permitieran salir de la seguridad de nuestros hogares.

Dios te envió a la Tierra para que puedas crecer y llegar a ser más parecido a Él. A medida que te permite experimentar las dificultades que te ayudan a aprender, es posible que erróneamente sientas que eso prueba que a Él no le importas. De hecho, muestra lo contrario: Dios te ama lo suficiente como para permitirte alcanzar tu potencial divino como Su hijo.

Las cosas malas que te suceden aquí en la Tierra pueden parecer abrumadoras ahora, pero son solo un breve momento en el curso de tu vida eterna. Todo lo que parece injusto en esta vida será corregido en la siguiente, y comprenderás el verdadero gozo del plan de Dios para tu felicidad. 

Si estás buscando una prueba científica irrefutable de que Dios existe, sugeriríamos un enfoque diferente. Cada uno de nosotros puede recibir el conocimiento de que Dios es real, pero esto ocurre a través de un proceso profundamente personal de buscar a Dios mediante el estudio, el servicio, la oración y la inspiración divina. Cuando tenemos ese conocimiento, podemos ver pruebas de la existencia de Dios en todas partes: en la naturaleza, en el transcurso de nuestra vida diaria y en las respuestas a nuestras oraciones.

Los misioneros son voluntarios que han dejado a un lado su vida normal hasta por dos años para ayudar a otras personas a acercarse más a Jesucristo. Antes de salir a la misión eran estudiantes, empleados, atletas, ratones de biblioteca, músicos y, bueno, ya te haces una idea. Cuando terminen de prestar servicio, regresarán a casa para terminar sus estudios, trabajar, salir en citas y casarse y vivir una vida bastante normal.

Vienen de todas partes del mundo. No es inusual que los misioneros sirvan en otro país y hablen un idioma que no es el suyo. Los misioneros sirven cuando son adultos solteros o durante los años de su jubilación, solos o como matrimonio. Sea cual sea su edad, su motivación es sincera; dejan sus hogares y familias durante un tiempo para hacer lo que Jesús enseñó a Sus Apóstoles: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15).

No, las visitas de los misioneros son gratuitas para todos. Jesucristo invita a todos a venir a Él “sin dinero y sin precio” (Isaías 55:1). En realidad, los misioneros pagan para verte; ellos cubren sus propios gastos para ir a la misión. A los líderes locales de la Iglesia y a los instructores de clase tampoco se les paga.