Jesucristo nos ama a cada uno de nosotros individualmente, y la forma en que comparte Su amor es igualmente personal. El amor de Cristo es más fácil de encontrar cuando creamos momentos para buscarlo, ya sea orando o estudiando Sus palabras en la Biblia y en el Libro de Mormón. Otra manera de sentir Su amor es compartiendo tu amor con los demás. La Biblia enseña que cuando vivimos en paz unos con otros, podemos sentir el amor que el Señor nos tiene.

Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días son como cualquier otra persona. Tenemos momentos de alegría y también de tristeza. Los Santos de los Últimos Días tienen la reputación de ser un pueblo feliz y pacífico. Pero eso no significa que no tengamos desafíos. Todos en la vida están luchando una dura batalla, pero cuando hacemos nuestro mejor esfuerzo para vivir el Evangelio de Jesucristo, tenemos fuerza y paz adicionales para superarla.

En cuanto al estilo de vida, los Santos de los Últimos Días intentan mantener a Jesucristo en el centro de todo. Nuestras creencias sobre el Salvador y Sus enseñanzas afectan nuestras decisiones diarias sobre cómo hablamos, nos vestimos y actuamos. Por ejemplo, tratamos de evitar trabajar los domingos para poder asistir a la iglesia, servir a los demás y pasar tiempo con la familia. Los miembros fieles de la Iglesia no fuman, no beben alcohol ni juegan.

Todos los aspectos de tu vida mejorarán al esforzarte por estar más cerca de Jesucristo y cumplir Sus mandamientos. Tendrás más paz y alegría, una relación más fuerte con Dios y un mayor sentido de significado en tu vida. Los misioneros pueden ayudarte con preocupaciones específicas, tales como: manejar la pérdida, fortalecer tus relaciones familiares, superar malos hábitos, aprender a orar, santificar el día de reposo y comprender mejor las Escrituras. Cuando te reúnas con los misioneros, cuéntales lo que esperas obtener de tus visitas para que puedan adaptar su mensaje para abordar tus necesidades.