Cuando decidas ayunar, es importante comenzar con una oración. Mientras hablas con Dios, exprésale tu deseo de ayunar y el propósito o motivo de tu ayuno. Puedes ayunar por casi cualquier cosa, incluyendo fortaleza en las pruebas personales o bendiciones para un amigo o familiar que necesite ayuda. Después de orar, abstente de comer y beber hasta que estés listo para “romper” o terminar tu ayuno. Para terminar el ayuno, haz otra oración para dar gracias a Dios por la experiencia del ayuno y para reiterar cualquier bendición, guía o ayuda que esperes recibir.

Por lo general, un periodo de ayuno dura veinticuatro horas o dos comidas consecutivas. Sin embargo, la duración de tu ayuno depende enteramente de ti. Durante el ayuno, sé consciente de tu salud y bienestar. No es necesario ni se espera que ayunes durante largos periodos de tiempo o con demasiada frecuencia.

El primer domingo de cada mes, los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se unen en ayuno y oración durante dos comidas consecutivas. Como parte de su ayuno, todos tienen la oportunidad de donar el dinero que habrían gastado en comidas para ayudar a los necesitados. Esta donación opcional se llama ofrenda de ayuno.

No, las visitas de los misioneros son gratuitas para todos. Jesucristo invita a todos a venir a Él “sin dinero y sin precio” (Isaías 55:1). En realidad, los misioneros pagan para verte; ellos cubren sus propios gastos para ir a la misión. A los líderes locales de la Iglesia y a los instructores de clase tampoco se les paga.

Los horarios de las reuniones de la Iglesia varían de una congregación a otra. Sin embargo, siempre puedes contar con que habrá un servicio principal de adoración para todos, seguido de clases para niños, jóvenes y adultos.

La reunión conjunta para toda la congregación se llama “reunión sacramental”. Esta se compone de canciones, oraciones y sermones (o “discursos”) ofrecidos por diferentes miembros de la congregación cada semana. Pero la parte más importante de la reunión es cuando tomamos la Santa Cena (que es similar a la comunión) para recordar al Salvador.