Debido a que Dios te ama, Él no elimina las pruebas y las dificultades de tu vida. Él te envió a la tierra a fin de que pudieras progresar para llegar a ser más semejante a Él. A medida que Él te permite experimentar las dificultades que te ayudan a aprender, podrías sentir erróneamente que esa es una evidencia de que a Él no le importas. De hecho, eso demuestra lo contrario: Dios te ama lo suficiente como para permitirte progresar para alcanzar tu potencial divino como Su hijo.

Las cosas malas que te suceden aquí en la tierra pueden sentirse agobiantes ahora, pero son un breve momento en el trayecto de tu vida eterna. Todo lo que se sienta injusto en esta vida se arreglará en la próxima, y comprenderás el verdadero gozo del plan de Dios para tu felicidad. El apóstol Pablo enseñó que, a medida que tengamos fe en Jesucristo, las aflicciones temporales de esta vida nos acercarán más a un “eterno peso de gloria” (2 Corintios 4:17).

Recibir respuestas de Dios es una experiencia muy personal. Como tu Padre Celestial, Él sabe cuál es la mejor manera de guiarte en tu vida, y eso puede ser diferente de la manera en que le habla a otra persona. Si estás teniendo dificultades para sentir que Él te escucha, trata de ser paciente. Reconoce que Dios puede responderte de muchas maneras diferentes, incluyendo:

• Pasajes de las Escrituras.
• Las palabras y acciones amables de los demás.
• Pensamientos y sentimientos positivos que provienen del Espíritu Santo.
• Hablando a tu corazón y a tu mente con una voz apacible y delicada.

No, las visitas de los misioneros son gratuitas para todos. Jesucristo invita a todos a venir a Él “sin dinero y sin precio” (Isaías 55:1). En realidad, los misioneros pagan para verte; ellos cubren sus propios gastos para ir a la misión. A los líderes locales de la Iglesia y a los instructores de clase tampoco se les paga.

Los horarios de las reuniones de la Iglesia varían de una congregación a otra. Sin embargo, siempre puedes contar con que habrá un servicio principal de adoración para todos, seguido de clases para niños, jóvenes y adultos.

La reunión conjunta para toda la congregación se llama “reunión sacramental”. Esta se compone de canciones, oraciones y sermones (o “discursos”) ofrecidos por diferentes miembros de la congregación cada semana. Pero la parte más importante de la reunión es cuando tomamos la Santa Cena (que es similar a la comunión) para recordar al Salvador.