Los misioneros son voluntarios que han dejado de lado su vida normal por hasta dos años para ayudar a otros a acercarse a Jesucristo. Antes de partir en una misión, eran estudiantes, empleados, atletas, ratones de biblioteca, músicos y, bueno, te das una idea. Después de su servicio, regresarán a casa para terminar la universidad, trabajar, tener citas y casarse, y vivir una vida bastante normal.

Los misioneros vienen de todas partes del mundo. No es raro que un misionero sirva en un país y hable un idioma que no sea el suyo. Los misioneros sirven como adultos jóvenes o en sus años de jubilación como solteros o parejas. Cualquiera que sea su edad, su motivación es sincera, dejan sus hogares y familias por un período de tiempo para hacer lo que Jesús enseñó a sus apóstoles: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15).

No. El evangelio de Jesucristo es para todos. Él invita a todos a venir a Él “sin dinero y sin precio” (Isaías 55:1). Los misioneros en realidad pagan para verte, cubriendo sus propios costos para ir a una misión. Los líderes de la Iglesia local y los instructores de clase tampoco reciben pago.

Un domingo cercano a la Navidad, cada congregación prepara un servicio de adoración especial que dura una hora. Los detalles específicos varían de un lugar a otro, pero puedes esperar escuchar música, oraciones y sermones breves (llamados "discursos") dados por diferentes miembros de la congregación.

La parte más importante de la reunión es cuando tomamos la Santa Cena (que es similar a la Comunión) para recordar al Salvador Jesucristo.