#Escúchalo esta época de Pascua

Si lo piensas bien, las Escrituras contienen la voz pregrabada del Señor. Al sumergirnos en los sagrados relatos de los tratos de Dios con la humanidad —y en los principios que esos relatos enseñan— podemos entender mejor la voluntad de Dios para nosotros y el rumbo que debemos tomar en la vida, día tras día. 

En la actual economía de la atención, cada minuto que tenemos libre se debate entre aplicaciones móviles, entretenimiento, redes sociales, notificaciones automáticas, etcétera. Esas distracciones a menudo pueden ahogar los sentimientos y mensajes espirituales clave que Dios está tratando de enviarnos. De modo que aminora el ritmo. Desconecta. Deja a un lado tu teléfono. Piensa. Medita. Respira. Y escucha.

La experiencia del profeta Elías en el Antiguo Testamento nos enseña una gran lección en cuanto a cómo escuchar la voz de Dios:

“Y he aquí que Jehová pasaba, y un grande y poderoso viento rompía los montes y quebraba las peñas delante de Jehová, pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento, un terremoto, pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto, un fuego, pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego, una voz apacible y delicada” (1 Reyes 19:11–12).

Nuestra tendencia como seres humanos es buscar lo sensacional y lo obvio; al fin y al cabo, ¿no nos encantaría a todos recibir una “señal” de los cielos? Pero, en Su sabiduría infinita, Dios nos alienta: “Quedaos tranquilos, y sabed que yo soy Dios” (Salmos 46:10). Estos sencillos pensamientos, sentimientos, ideas e impresiones son los delicados susurros de un Padre Celestial amoroso.